Dead Cells: Fatal Falls

No te caigas por los escarpados precipicios de la costa mientras avanzas junto a ellos. Explora santuarios flotantes, adéntrate en la guarida de una comunidad ilegal clandestina y conoce los entresijos de un nuevo jefe. Estos son nuevos contenidos para quienes buscan alternativas a las zonas del Pueblo de Pilotes, la Torre del Reloj, el Guardián del Tiempo y similares.

Asóciate con una nueva y poderosa aliada de brutalidad. Está sedienta de sangre y coladísima por ti, ¡así que trátala con dulzura! O no... Sea como sea, necesitarás su ayuda para explorar nuevas zonas de la isla. Recorre dos nuevos niveles y una batalla de jefe que incluye cuatro enemigos y medio nuevos, un arsenal de armas tomar y, como no podía ser de otra forma, mogollón de secretillos ocultos.

Los Santuarios fracturados: aunque podrías quedarte de piedra con las espectaculares vistas, deberás tener cuidado con los cuervos mientras saltas de plataforma en plataforma, esquivas serpientes armadas con lanzas, eludes nuevas y sádicas trampas y te elevas sobre el aparente vacío sin fondo. Por si fuera poco, tendrás que impedir que las amenazantes estatuas de piedra que portan hachas se despierten. Ahí es nada.

Las Costas inmortales: unos enemigos que no saben quedarse muertos han arruinado tus vacaciones, algo que supone un problema al intentar recorrer la fachada resbaladiza de un acantilado. Para colmo de males, el tiempo ha empeorado muchísimo y ha borrado de un plumazo tus esperanzas de relajarte en la playa. De los espeluznantes magos con farolillos que te bloquean el paso y sus esbirros que blanden palas, mejor ni hablamos... No hay quien pueda con este estrés.

El Mausoleo: un nuevo jefe humanoide con historia propia, un duro combate por patrones y un enclave único para librar un enfrentamiento.

Además de las nuevas zonas, enemigos y tu espadita fiel (por decirlo así), ¿qué sería de un DLC sin nuevas armas? Por ello, hemos ampliado bastante el arsenal con armas cuyo diseño podría llegar a confundir al principio (no podemos estar siempre a base de sartenes). Eso sí, ¡que tiemblen en cuanto les cojas el truquillo!